Coronavirus: ¿puedo contagiarme en la piscina?

Esto es lo que sabemos sobre la transmisión del virus causante de la COVID-19 en las piscinas, tanto al aire libre como cubiertas.

Como cada verano, el calor aprieta, y nos preguntamos si es seguro ir a la piscina a refrescarnos. En un año atípico y marcado por la pandemia de COVID-19, las instalaciones han reabierto sus puertas con muchas medidas de seguridad para evitar los riesgos.

¿Es posible la transmisión del SARS-CoV-2 en el agua de la piscina? En principio, todos los coronavirus tienen tendencia a inactivarse en contacto con el agua, por lo que este es un medio en el que, a priori, las posibilidades de supervivencia del virus son bajas. “Además, en las piscinas se aplican tratamientos desinfectantes con cloro destinados precisamente a evitar contagios de persona a persona no solo de virus, sino también de bacterias y de todo tipo de patógenos”, nos explica Joan Grimalt, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).

Grimalt es autor, junto a otros expertos del CSIC, de un informe que analiza precisamente la transmisión del virus causante de la COVID-19 en playas y piscinas. “En piscinas y spa, en dónde el uso de agentes desinfectantes está ampliamente implantado con el fin de evitar la contaminación microbiana de las aguas por la afluencia de usuarios, la concentración residual del agente de desinfección presente en el agua debería ser suficiente para la inactivación del virus”, se indica en una de las conclusiones del citado estudio.

¿Todas las piscinas son iguales? “En las piscinas grandes (municipales, de hoteles, en centros deportivos, etc.) suele haber una persona de mantenimiento o un sistema automático que suministra el cloro, controla el pH y demás características del agua, por lo que en esos casos sabemos que se cumplen todas las recomendaciones técnico-sanitarias”, indica Grimalt. “El problema está en las piscinas de comunidades de vecinos, o en las particulares, pues al ser más pequeñas no siempre existen estos sistemas y no está tan controlado. Este año, con más razón que nunca, los encargados de la gestión de estas instalaciones tienen que asegurarse de que el nivel de cloro es el adecuado en todo momento”.

El riesgo está fuera

El mayor problema de las piscinas es que, al igual que sucede con las playas, hablamos de lugares en el que son muy frecuentes las aglomeraciones. La principal vía de transmisión del SARS-CoV-2 es aérea, ya que el virus viaja en las pequeñas gotículas de saliva que expulsamos al hablar, estornudar o toser. Por eso, en la piscina no hay que bajar la guardia y seguir las mismas recomendaciones de seguridad vigentes para el resto de espacios al aire libre. “Hay que mantener las distancias de seguridad entre los grupos que están sentados en el césped, en mesas o en las tumbonas, y usar mascarilla en los vestuarios o si te acercas a saludar a un conocido”, nos recuerda Grimalt.  “El cloro es muy importante, no solo para prevenir la transmisión de COVID-19, sino también la de bacterias como Escherichia coli y otros virus como el de la hepatitis A”.

La mayoría de piscinas municipales han reducido los aforos para garantizar que se pueda mantener la distancia física, además de tomar otras medidas adicionales. “lo recomendable es que dos o tres veces al día se desinfecten las superficies con las que entra en contacto mucha gente: barandillas de las escaleras, botones de la ducha, etc.”, explica Grimalt. “Aunque no sea obligatorio, otra cosa que nosotros aconsejamos es, en la ducha previa al baño, usar un poco de jabón para asegurarnos de que la desinfección es total”.

Piscinas cubiertas

Muchas personas continúan acudiendo en verano a las piscinas cubiertas, ya que en estas instalaciones es más fácil practicar natación deportiva. Aquí, las recomendaciones son las mismas que rigen para los espacios cerrados, y en lo que respecta al agua tampoco hay que preocuparse, ya que también está tratada. “Además, el vapor de agua que se genera en el ambiente también contiene cloro, así que no hay que tomar precauciones extra”.

Por otro lado, en la mayoría de piscinas, tanto cubiertas como al aire libre, este año se ha cerrado el acceso a las duchas de los vestuarios, ya que son lugares donde es más fácil el contacto directo entre personas.

Fuente: Revista Muy Interesante (web)

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